Cada mujer es única, por lo tanto su preparto y parto van a estar determinados por muchos factores propios y también ajenos, a su vez de manera particular.
Naciendo Padres tiene como fuerte propósito llegar a las mamás embarazadas y sus parejas para mostrarles la necesidad de reducir las intervenciones médicas innecesarias, como factores externos que pueden incidir en el desencadenamiento del parto a destiempo.
Vale aclarar que al referirnos a la necesidad de “no intervenir”, estamos hablando de embarazo y trabajo de parto normales o de "bajo riesgo". Los estudios científicos demostraron no sólo que no existen beneficios para la mamá y el bebé cuando se realizan dichas intervenciones de forma rutinaria, sino que puede aumentar el riesgo de que se presenten inconvenientes en el parto, terminando posiblemente en cesárea u otras complicaciones.
El trabajo de parto y el parto forman parte de la intimidad y la sexualidad de la mujer. Si preguntamos a una mujer o a un hombre si permitirían que los observen mientras mantienen relaciones sexuales, naturalmente van a contestar que no, o que se inhibirían. El deseo caería, el organismo generaría grandes cantidades de adrenalina, hormona que mantiene el estado de alerta y prepara la reacción de huída. Se "cortaría" la atmósfera de relajación y tranquilidad. Dejarían "para otro momento" este encuentro. Una mujer en trabajo de parto reacciona exactamente igual si en lugar de sentirse sostenida se siente invadida. Sólo que no puede "dejarla para otro momento"...
En condiciones normales, cada embarazada lleva su propio ritmo en el parto, así como tiene su ritmo para ir al baño o para tener un orgasmo. La cuestión es respetar ese tiempo, paz y tranquilidad, si queremos que todo se desarrolle naturalmente.
Cuando el trabajo de parto se desencadena "solo", la mujer comienza un proceso psicológico de introspección, de ensimismamiento progresivo, de conexión con el bebé y con sus contracciones, que le acompaña en el avance de su cuerpo hacia el nacimiento. Se desencadena la secreción de hormonas que colaboran en el proceso natural. Se baña su cuerpo de oxitocina, hormona que interviene progresivamente para hacer efectivo el trabajo de parto. El dolor de las contracciones va siendo gradualmente mayor, pero si no se interfiere, a cierto nivel de oxitocina liberada, el organismo comienza a producir endorfinas, encargadas de atenuar el dolor provocado por las contracciones uterinas. Es decir, en condiciones normales el organismo de la mujer está preparado para tolerar el dolor, sin necesidad por ejemplo, de suministrar anestesia. Ahora, situemos a la parturienta en un hospital, rodeada de personas que no conoce, que la desnudan, que la rasuran, que le hacen un enema... que poco a poco la van vulnerando. La van estresando. Su organismo comenzará una liberación de adrenalina en cantidades que van a dificultar el avance del trabajo de parto. Las endorfinas no van a ser efectivas en el alivio natural del dolor, porque va a estar tensa, excesivamente alerta, estresada.
Eso va a generar probablemente que haya que "apurar" el parto porque "va lento"... Y esto desencadena más intervenciones innecesarias, rutinarias.
Pero ¿a qué se le llama intervenciones médicamente innecesarias? Por ejemplo: rasurado, enema, monitoreo ininterrumpido, permanecer acostada “porque son las reglas de la institución”, colocación de vía intravenosa “porque así se hace”, romper la bolsa de líquido amniótico sin motivo médicamente justificado, suministrar oxitocina artificial para “salir de esto lo más rápido posible”, tactos innecesarios, episiotomía de rutina; hasta los ruidos altos y molestos o las luces fuertes entorpecen el “clima” necesario.
¿Qué puede hacer una mujer y su acompañante para evitar que se termine en este tipo de intervenciones?
- Primero que nada, mantener un embarazo saludable, una buena alimentación, bajos niveles de stress, ejercicio suave. Controlar tu embarazo tal como te lo recomienda tu médico, asistiendo a todos los controles que te soliciten.
- Establecer una conexión con tu bebé desde siempre. Esto hace puedas estar en sintonía con él, que reconozcas sus movimientos para acomodarte, que sepas que está bien.
- Al elegir a tu médico, intentar vincularte con un ginecólogo que te haga sentir cómoda. Es muy importante que en este tiempo tengas un vínculo de confianza con quien guiará tu embarazo y quizá el parto, ya que esto aumenta la seguridad en ti misma.
Es bueno que tengas charlas con este profesional, donde puedas plantear todas tus dudas, tus miedos, y sobre todo, si va a atender tu parto, que puedas preguntarle cómo son generalmente los que él/ella atiende. Aquí podrás indagar si tu médico/a está habituado a hacer rasurados, enemas, inducciones innecesarias, episiotomías de rutina, a romper el saco de líquido amniótico sin motivo médicamente justificado, si habilita a la embarazada a caminar y moverse libremente durante el trabajo de parto, o a cambiar la postura para parir (sentada, parada, etc.), si permite tomar líquidos, etc.
- En caso de acudir directamente al hospital para que te asista el médico de guardia, tienes la opción de redactar un "plan de parto" (vale también para quienes contraten a su médico). Puedes llevar una copia de antemano a la Administración del centro de salud (solicitando que sellen un duplicado), conservando dos copias para presentarlas al médico que te asista ese día y al equipo de salud que lo acompaña.
Este Plan, en primer lugar te "obliga" a informarte sobre tus derechos, las leyes, las opciones que existen, etc. Una vez que tengas claro lo que piensas que es lo mejor para ti y tu bebé, redactarás el plan de parto, donde podrás incluir todas las cosas que te parecen fundamentales, tus necesidades, deseos y las medidas que quisieras evitar. Es bueno saber que tienes derecho a pedir que cada intervención que se realice sobre tu cuerpo o el de tu hijo te sea comunicada, y, si no existe riesgo de vida para ninguno de los dos, a participar de la decisión junto con el médico.
Luego puedes escribir sobre esas otras cosas que deseas que pasen: “quiero poder caminar, moverme, ducharme, estar con luz tenue, que no me guíen si no lo solicito, quiero el apoyo y la compañía de mi pareja todo el tiempo”. Esto es simplemente a modo de ejemplo.
Nosotras recomendamos que cada mamá y papá escriban su PROPIO plan de parto, solicitando ayuda si la necesitan. Es una buena opción pedir asesoramiento a las educadoras de parto. No es aconsejable bajar de internet ninguna plantilla de plan de parto; ello hará que probablemente se pierdan de lo que ustedes realmente quieren. Siempre es mejor sentarse a pensar de a dos y decidir lo que genuinamente necesitan. No olviden que esto es una negociación entre ustedes y el equipo de salud, y depende también de cómo se vaya desencadenando el nacimiento.
- Es muy importante que te contactes con educadores/as de parto que estén de acuerdo con tu idea de parto y nacimiento: Ejemplo: Si deseas tener un parto natural, elije especialistas que te muestren las “herramientas” que la naturaleza te brinda para encaminarte hacia ello.
Sería bueno que tanto la elección del médico (ya sea para los controles durante el embarazo, o de contar con la posibilidad de que asista también el parto) como la de los/las educadores/as de parto sea hecha con tiempo, ya que luego puede ser tarde para determinados cambios.
- Solicitar permiso en el centro de salud para ver las habitaciones de maternidad y la sala de partos, conocerlas y familiarizarse con el ambiente.
- Conocer y utilizar Medidas de Confort: Se trata de acciones, conductas y posturas que la mujer puede adoptar una vez que comience el trabajo de parto (o antes), las cuales facilitan mucho el desarrollo del mismo y mejoran su estado general, proporcionándole comodidad, generando mayor disponibilidad psíquica y física.
En nuestros cursos de preparto te mostramos cada una de estas medidas, y las practicamos para que puedas contar con ellas en el momento en que tu bebé quiera nacer. Además podrás contar con material ilustrativo, fácil de entender, para llevarte contigo tanto a casa como a la maternidad.
Esperamos que este artículo te sea útil; que contribuya a que tomes decisiones informadas en base al diálogo y a la negociación con el equipo que te asista, donde se respete en primer término tu condición HUMANA.
Te invitamos a compartir junto con tu pareja o acompañante nuestros cursos de preparto, que podrás comenzar alrededor de la semana 26 de embarazo. Allí podrás vivenciar todo lo que te contamos en nuestros artículos, discutirlos, y sentirte apoyada y acompañada, en el hermoso camino de ser mamá.
Porque cuando nace un hijo, vamos Naciendo Padres.
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