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Los primeros tiempos en que el bebé ya ha nacido, enfrenta a los papás a un cambio verdaderamente grande. Mamá y papá se sienten muchas veces desbordados por la situación de cambio, por la gran diferencia en cuanto al manejo de los tiempos antes y después del parto.
Hoy en día, muchas cosas han cambiado con respecto a las familias y la llegada de los bebés a un hogar:
Cada vez más los papás se involucran con mayor intensidad en la crianza de sus hijos. Desde el embarazo se integran a los grupos de preparación para el parto, acompañan a sus mujeres a la consulta prenatal y participan activamente en ellas. Participan en el trabajo de parto y nacimiento del bebé. Y ayudan a la mamá tanto en su recuperación como en la atención del hijito.
Hay muchas razones por las que los papás hoy permanecen más tiempo con sus hijos (las mamás están pocos días en el Sanatorio, a los pocos meses probablemente vuelvan al trabajo, es difícil congeniar con el resto de la familia el cuidado del bebé). La presencia del papá ha demostrado ser sumamente valiosa e importante. El papá puede ser un importantísimo apoyo para el bebé y la mamá.
Cuando nos referimos a la Lactancia Materna, encontramos que hay muchas cosas que un papá puede hacer para que ésta funcione y perdure en el tiempo.
En primer lugar, la lactancia se trata inicialmente de un proceso hormonal, que comenzó en el embarazo, y que tiene su punto alto en el nacimiento del bebé y el alumbramiento de la placenta. Allí se produce un aumento abrupto de varias hormonas tanto en la mamá como en el bebé: la Oxitocina (relajación, sensación de plenitud y de amor, de protección), las Endorfinas (provocan sensación de alivio del dolor) y la Adrenalina (produce un estado de alerta y atención). A estas hormonas se suma en la mamá la suba en la secreción de Prolactina (que determina que el seno funcione como glándula mamaria y secrete leche. Es producida desde la semana 15 a 20 en el embarazo pero es inhibida en su función de producción de leche durante el mismo gracias a la progesterona, hormona producida por la placenta y que cae abruptamente en el alumbramiento de la misma, permitiendo así que la prolactina cumpla su rol de producir la leche materna). Para que este mecanismo que tiene un inicio básicamente hormonal se engrane, funcione correctamente, es muy necesario que la mamá y el bebé estén unidos desde el mismo momento del nacimiento y se mantengan en un ambiente cálido, con poca luz, silencioso, resguardado de las miradas ajenas, de los ruidos, manteniendo una intimidad de la díada mamá-bebé, acompañados por el papá. Es el papá quien puede ejercer este rol de resguardar y proteger estos momentos únicos, además de disfrutarlos junto con su pareja e hijito.
Luego, en casa, la nueva familia llega a iniciar otro momento importante: la adaptación a la nueva situación: el bebé está en nuestro hogar. La mamá probablemente esté cansada, con pocas horas de sueño por la demanda del bebé de su leche, tal vez confundida, con las emociones a flor de piel… el papá puede ayudar a aliviar a la mamá en algunas tareas que hacen al cuidado y contención del bebé: puede cambiar los pañales antes de que se disponga a darle el pecho, puede hacerle el provechito entre una toma y la siguiente, puede contenerlo en brazos si se encuentra con cólicos. Este momento de encuentro entre papá y el bebé genera en el hijito la confianza, siente el lugar de amor que papá le puede dar, distinto del lugar de la mamá.
La mamá puede sentir dolor, hinchazón, calor, molestias en los pechos. Es muy importante que el papá esté atento a estos signos, que por lo general son normales, pero ante cualquier duda busque apoyo de una promotora de lactancia materna.
También puede ayudar a la mamá en el aspecto emocional: entendiendo sus emociones, acompañándola a transitarlas, escuchándola, respetando sus necesidades, dándole tiempo para estar a solas, por ejemplo en una ducha reparadora. Ayudarla a descansar mientras su bebé duerme es una buena forma de contenerla: necesita dormir. Su cuerpo pide reacomodarse, reposar, reponer energías.
La mamá recién parida puede sentirse desbordada. La pareja tal vez no pueda dominar todas las tareas que requiere una casa: pedir ayuda a algún familiar para que cocine, para que se ocupe de la casa por unos días, es una buena forma de sobrellevar los primeros días en casa.
En las primeras noches, si el bebé duerme poco, la mamá tal vez necesite que se compartan los momentos de vigilia del hijito. Ella necesita amamantarlo, pero también necesita dormir. Se pueden hacer turnos de atención al niño.
El papá puede ayudar a la mamá a tomar la lactancia materna como algo natural y normal, que no se sienta avergonzada de tener que amamantar a su hijo en donde sea que se encuentre, a que se sienta orgullosa y segura con lo que está haciendo. Amamantar es cosa de mujeres, pero un papá puede hacerla sentir más cómoda, más relajada y puede estimularla a que amamante a su hijo por tiempo prolongado. Puede recordarle los excelentes beneficios que la LM provee tanto al bebé como a la mujer a largo plazo. Además del ahorro económico que tanto preocupa hoy a las familias.
Estas son algunas de las cosas que los papás de hoy en día DISFRUTAN y relatan con emoción. Para contribuir con la Lactancia Materna de nuestros hijos, no hace falta ser mujer.