Ser madre no es lo mismo que ser padre: la biología es políticamente incorrecta - Ibone Olza

La biología de la maternidad lleva camino de ser lo más políticamente incorrecto en estos tiempos. Decir, reconocer, que las mujeres gestamos, parimos, amamantamos, y que los bebés quieren estar con sus madres y en sus brazos significa exponerse a ser tachada de rancia o retrógrada o a recibir otros insultos y descalificaciones varias.
Por eso a veces, como feminista apasionada de la neurobiología, me siento como el niño del cuento que señala que el emperador va desnudo. Es obvio que no es lo mismo ser madre que ser padre, es obvio que nuestra realidad biológica es profundamente diferente, pero ya casi nadie se atreve a decirlo. Queda mal. Y sin embargo hay que decirlo, y hay que empezar a reconocer las necesidades de los bebés, esos grandes olvidados. Y no, para un recién nacido  o para un bebé de cinco meses no es lo mismo su madre que su padreLes necesitará a ambos toda su vida, pero de formas y maneras muy diferentes, a distintos ritmos. Pero esto se quiere negar, ocultar, silenciar. Decir que el bebé necesita a su madre y quiere estar con ella es como digo lo más políticamente incorrecto que se puede decir ahora. Rompedor. Amenazante para este sistema que ha montado tremendo negocio precisamente a base de separar a los bebés de sus madres. Y sin embargo es así, los seres humanos, al principio de la vida necesitamos a la madre mucho más que al padre. Luego las cosas cambian: el rol paterno también tiene una neurobiología propia, y probablemente los padres sean necesarios e importantes para salir al mundo, tal vez sean imprescindibles, para explorar, para aprender, para que los pequeños empiecen a despegarse de la madre cuando empiezan a caminar y a hablar y salen ávidos de curiosidad al mundo cercano.
Por todo ello me declaro en contra de la propuesta de la PPiiNA, plataforma que aboga por unos permisos de maternidad y paternidad igualitarios, intransferibles y obligatorios. Les agradezco la intención: comparto profundamente su anhelo de una sociedad donde  las mujeres no  nos veamos discriminadas en el mercado laboral por la posibilidad de ser madres, menos aun por serlo. Pero no creo que su propuesta sea la manera de lograrlo. Más bien creo que , como dice Patricia Merino en este texto La maternidad como cuidado, “al patriarcado no se le podía haber ocurrido un modo mejor y más simple de abundar en la devaluación de la maternidad frente a la paternidad.” 
Desde la PPiiNA tachan de desequilibrio el que el permiso de maternidad actualmente dure 16 semanas y el de paternidad. Pero no, no es un desiquilibrio, es una diferencia.  Las madres gestamos, parimos y podemos amamantar, los hombres no.  Nuestro cuerpo se transforma con cada embarazo y así sigue durante meses o años. Los bebés necesitan contacto, cuerpo a cuerpo con la madre, mucha teta. A ser posible seis meses de lactancia exclusiva, y algunos años más combinada con otros alimentos. Las madres necesitamos, soñamos con, una sociedad que nos reconozca, que honre nuestra impagable función social. Es urgente. El principio materno universal es el de evitar el sufrimiento, no sólo el de nuestras criaturas, el de todos y todas.
Los hombres que desean compartir los cuidados de sus hijos ya lo están haciendo, de mil maneras, conozco muchos de ellos. Además obtienen un máximo reconocimiento social por ello, se les alaba y califica de padrazos. Con la propuesta de la PPiiNA, de llevarse a cabo, surgirían toda una serie de problemas añadidos. Si la madre no está con el padre, especialmente. Como ya está pasando con el delirante asunto (y dañino) de las custodias compartidas impuestas, ¡hay hombres que reclaman la custodia compartida desde el nacimiento! Pobres bebés.
Yo creo que si hablaramos de propuestas lo prioritario debería ser  alargar la baja maternal a seis meses, mínimo. Asi al menos podríamos mantener la lactancia exclusiva el tiempo que recomienda la OMS, UNICEF y la Asociación Española de Pediatría. Y reconocer, apoyar, flexibilizar de mil maneras para poder ir a trabajar con nuestros bebés si queremos, cuando queramos.  Ser creativos con las propuestas y soluciones. En cuanto a permiso parental, podría ser igualitario, tal vez, pero salvo las dos primeras semanas tras el nacimiento, el resto creo que tendría que ser a partir de los seis primeros meses, antes de los seis años. Que se lo pudieran coger cada vez que el bebé o niño pequeño lo necesita, cuando está malo, cuando  empieza la escuela, cuando llega su hermano-a, etc…Es decir, en función de las necesidades y pasados los seis primeros meses, no antes. Sobre todo, creo que el permiso y la retribución tendrían que ser para quien cuida al bebé, incluso si es la abuela o la tía.
Seguro que me lloverán las críticas, pero, lo seguiré afirmando: ser madre y padre no es lo mismo, y todos  los bebés quieren estar con sus madres o muy cerca de ellas.
Www.iboneolza.wordpress.com

Elefanta da a luz y la manada la protege

Elefanta da a luz y la manada la protege


La belleza y la protección instintiva.
La capacidad de dejar a la hembra sola en el nacimiento y luego rodearla para cuidar a la dupla.
Solo la naturaleza en su más pura expresión lo logra.
Si entendiéramos eso... dejar que el parto comience y evolucione en calma y tranquilidad, con la protección necesaria.

Como influye la epidural en el vínculo madre-bebé y el maternaje


Como influye la epidural en el vínculo madre-bebé y el maternaje


Muchas mujeres asocian el parto directamente con la epidural.  Pero, ¿cuántas personas son conscientes del impacto que este procedimiento de rutina de parto puede tener en el nacimiento y en los días siguientes?




Según la Dra. Sarah Buckley, autora de Gentle Birth, Gentle Mothering, sus efectos pueden alterar significativamente el curso del nacimiento e impactar la capacidad de la mujer de criar a su bebé después del nacimiento. “Transforma el parto en un procedimiento médico porque altera las hormonas que afectan la experiencia del parto, las hormonas liberadas tras el nacimiento y en la maternidad temprana, y tal vez a más largo plazo también. Nos estamos entrometiendo en un sistema antiguo diseñado para brindarnos éxito reproductivo “, dijo la Dra. Buckley.
“Es parte del diseño de la madre naturaleza que la madre se enamore del bebé. Hormonalmente, lo que está sucediendo es que los centros de recompensa y placer de la madre se activan poderosamente para que el bebé sea una fuente de placer que motive a la madre a darle el cuidado continuo que necesita. Sin embargo, la Dra. Buckley dijo que una epidural interfiere con ese vínculo al causar una caída medible en las hormonas, particularmente la hormona del amor, la oxitocina.
Debby Gould, madre de dos hijos y coautora de “Cómo curar un mal parto: darle un sentido, hacer las paces y seguir adelante”, experimentó el impacto de una epidural con su primer bebé. “Tuve la suerte de poder estar durante bastante tiempo de mi parto en un entorno ideal con la ayuda de mis propias hormonas y hubo una marcada diferencia cuando tuve que someterme a una epidural. Pero tras dar a luz, inicialmente todo era confuso porque me sentía como aplanada, como si hubiera una brecha entre mi bebé y yo, no sentía que fuera mi hija “, dijo Gould. Los sentimientos maternos no aparecieron hasta el tercer día y tuvo problemas para amamantar.
Debby dijo que con su primer bebé tuvo problemas de vinculación. Pero con su segundo hijo, nacido sin epidural, el nacimiento fue eufórico y sintió una conexión instantánea en lugar de tenerla sensación de que “algo faltaba”. “La transición a la maternidad es difícil y si se pierden esas hormonas, esto afecta a todo: el vínculo, la lactancia materna y la capacidad de anteponer las necesidades del bebé y de sentirte bien con las tareas monótonas”, dijo.

Según la Dra. Buckley durante el trabajo de parto, hay un ciclo de retroalimentación en el que las sensaciones del parto envían _mensajes al cerebro y el útero para producir contracciones más fuertes. “Si eliminas las sensaciones con una epidural, anulas el ciclo de retroalimentación y el trabajo se ralentiza, por lo que necesitas oxitocina sintética. También se reduce la oxitocina endógena liberada en el cerebro, que tiene efectos calmantes y analgésicos y activa la maternidad instintiva, que implica activar los centros de placer y recompensa “, dijo.
El presidente del Colegio de Obstetras y Ginecólogos de Nueva Australia y Nueva Zelanda, el profesor Stephen Robson, dijo que siempre habla sobre los pros y los contras de una epidural con sus pacientes. “Hay muchas implicaciones con la epidural, pero a veces es lo que le permite tener un parto vaginal”, dijo.  “En algunas circunstancias, ralentiza el trabajo de parto, pero a veces el bebé puede estar en una mala posición y le permite rotar. Existe la posibilidad de que necesite un parto instrumental, pero también permite a las mujeres tener un parto vaginal “, dijo el profesor Robson. Sintió que el impacto de la epidural es bien comprendido por los obstetras. “El llamado efecto sobre las hormonas es variable. Le digo a la gente que puede ser un poco impredecible y que no hay dos personas que tengan la misma experiencia “, dijo el profesor Robson.
Para las mujeres que sí tienen epidural, la Dra. Buckley dijo que aún era posible volver a producir las hormonas maternas y activar los centros de placer y recompensa en el cerebro.




Recuperar las hormonas de la maternidad tras una epidural
La Dra. Buckley recomienda hacer lo siguiente:
  Tener un contacto inmediato y continuo piel con piel desde el momento en que nace el bebé. Esto también ayudara a contrarrestar los efectos de los medicamentos en el bebé y ayudará a instaurar la lactancia materna
  Amamantar lo más posible porque esto ayudará a poner en marcha todas las hormonas;
  Tener a mano una consultora de lactancia en el hospital para garantizar que la lactancia materna se desarrolle de manera rápida y sin problemas.
  No colocar un gorro en la cabeza del bebé, ya que reduce el contacto piel con piel y su impacto sobre las feromonas, que están diseñadas para aumentar las hormonas liberadas
Tener al bebé siempre contigo en la habitación mientras estés en el hospital.

Artículo publicado en saludmentalperinatal.es el 01/2/2018